El pasado 23 de mayo, un poderoso terremoto sacudió la región de Valparaíso, Chile. El sismo, de magnitud 7.2 en la escala de Richter, causó gran preocupación en la población y dejó daños significativos en numerosas edificaciones. Entre los afectados se encontraba Marcelo Lagos, residente de Viña del Mar, quien relató su experiencia durante el desastroso evento.
Marcelo se encontraba en su hogar cuando empezaron a sentirse las primeras sacudidas. «Fue aterrador, todo temblaba a mi alrededor, era como si la tierra se estuviera abriendo bajo mis pies», recordó. Afortunadamente, logró salir rápidamente de su casa y refugiarse en un lugar seguro antes de que la situación empeorara.
Poco después del terremoto, las autoridades emitieron una alerta de tsunami para las zonas costeras, incluyendo Viña del Mar. Marcelo y otros residentes fueron evacuados hacia zonas más elevadas mientras esperaban con angustia la posible llegada de olas gigantes. Afortunadamente, el tsunami se pudo evitar y la población respiró aliviada.
Aunque los daños materiales fueron significativos, Marcelo destacó la solidaridad y el apoyo de la comunidad durante la crisis. «Fue reconfortante ver cómo vecinos, amigos y desconocidos se unían para ayudarse mutuamente en medio del caos», compartió.
Después del terremoto, Marcelo y su familia han estado trabajando en la reconstrucción de su hogar y apoyando a quienes se vieron más afectados por el desastre. A pesar de la adversidad, se mantienen optimistas y agradecidos por estar sanos y salvos.
Este lamentable suceso nos recuerda la importancia de estar preparados para emergencias naturales y de valorar la solidaridad y el apoyo comunitario en momentos de crisis. El relato de Marcelo Lagos es un testimonio de resiliencia y esperanza en medio de la adversidad.