
El trágico accidente ferroviario en Santiago de Compostela: Angrois y el papel del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias
El 24 de julio de 2013, la ciudad de Santiago de Compostela fue escenario de una de las tragedias ferroviarias más impactantes en la historia reciente de España. El descarrilamiento del tren Alvia en las cercanías de la estación de Angrois dejó un saldo de 80 muertos y más de 140 heridos.
El tramo en el que ocurrió el accidente estaba gestionado por el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), la entidad encargada de la construcción, mantenimiento y gestión de la red ferroviaria en España. A raíz de la investigación posterior al accidente, se descubrieron una serie de fallos en la infraestructura y en los protocolos de seguridad que pusieron en peligro la vida de los pasajeros y del personal a bordo.
Entre las causas del descarrilamiento se encontraron deficiencias en la señalización de la vía, un exceso de velocidad por parte del maquinista y falta de sistemas de frenado automáticos que habrían evitado la tragedia. Estos hallazgos pusieron en entredicho la gestión de ADIF y levantaron dudas sobre la seguridad de la red ferroviaria en España.
El accidente de Santiago de Compostela sirvió como un llamado de atención sobre la importancia de la seguridad en el transporte ferroviario y la responsabilidad de las instituciones encargadas de mantenerla. Tras el suceso, se implementaron una serie de medidas correctivas y se reforzaron los controles de seguridad en las vías ferroviarias de todo el país.
Hoy en día, el trágico accidente de Santiago de Compostela sigue siendo recordado como una dolorosa lección sobre la importancia de la prevención de riesgos y la necesidad de garantizar la seguridad en el transporte público. ADIF y otras entidades involucradas en la gestión ferroviaria continúan trabajando para mejorar los protocolos de seguridad y evitar que tragedias como la de Angrois vuelvan a repetirse en el futuro.