La era de Donald Trump ha estado marcada por una intensificación de las políticas de inmigración, con un enfoque particular en la deportación de personas indocumentadas. Desde que asumió la presidencia en 2017, Trump ha implementado una serie de medidas para reforzar el control fronterizo y aumentar las deportaciones.
Una de las políticas más controvertidas de la administración Trump ha sido la separación de familias en la frontera, donde niños han sido detenidos aparte de sus padres. Esta medida generó una gran indignación a nivel nacional e internacional, llevando a una reevaluación de las políticas migratorias del gobierno.
Además, Trump ha buscado restringir la inmigración legal a través de la eliminación de programas como el DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) y la reducción de cupos de refugiados admisibles en el país. Sus políticas han sido criticadas por su enfoque duro e inhumano hacia los inmigrantes, así como por su impacto negativo en comunidades enteras.
A pesar de la oposición y las críticas, la administración Trump ha continuado persiguiendo una agenda de deportación agresiva, con el objetivo declarado de proteger la seguridad nacional y fortalecer las fronteras. El tema de la inmigración ha sido central en su presidencia y seguirá siendo un tema candente en el futuro político de Estados Unidos.
