En la época dorada de los videojuegos, Sega era una de las compañías líderes en la industria, con títulos icónicos que todavía son recordados con cariño por los gamers de todo el mundo. Dos de sus franquicias más populares, Resident Evil y The House of the Dead, no solo se convirtieron en clásicos del survival horror, sino que también dieron el salto a la pantalla grande de la mano del director Paul W. S. Anderson.
Resident Evil, basada en el famoso videojuego de Capcom, tuvo su primera adaptación cinematográfica en 2002 con Milla Jovovich en el papel de Alice. A pesar de las críticas mixtas, la película resultó ser un éxito en taquilla y dio inicio a una franquicia de seis entregas que ha recaudado más de mil millones de dólares en todo el mundo. A lo largo de los años, Anderson se encargó de dirigir varias de las secuelas, manteniendo la esencia de la saga original y atrayendo a una nueva legión de seguidores.
Por otro lado, The House of the Dead, una serie de videojuegos de disparos en primera persona, también tuvo su versión en la gran pantalla de la mano de Paul W. S. Anderson en 2003. Aunque la película no tuvo el mismo impacto que Resident Evil, logró captar la esencia del juego original y deleitar a los fans con su acción trepidante y sus sangrientas escenas de zombies.
En definitiva, Sega, Paul W. S. Anderson, Resident Evil y The House of the Dead son nombres que quedaron grabados en la memoria de los amantes de los videojuegos y el cine de terror. A pesar de las críticas y controversias, estas adaptaciones lograron trasladar la emoción y la tensión de los juegos a la pantalla grande, convirtiéndose en parte importante de la cultura pop contemporánea.