
**La conflagración que marcó a Almería: el incendio de 1966**
En la madrugada del 13 de agosto de 1966, la ciudad de Almería vivió una de las tragedias más grandes de su historia reciente: un incendio que arrasó gran parte de la ciudad y dejó a miles de personas sin hogar. La conflagración se desató en el corazón de la ciudad y se propagó con una rapidez asombrosa, alimentada por el viento y las altas temperaturas del verano.
Los bomberos lucharon durante horas para contener las llamas, pero finalmente se vieron desbordados por la magnitud del incendio. Vecinos y voluntarios se unieron en una carrera contra el fuego, intentando salvar lo poco que quedaba en pie. El caos y la desesperación se apoderaron de las calles de Almería, mientras las llamas consumían edificios históricos y casas humildes por igual.
A pesar de la destrucción causada por la conflagración, la solidaridad y el espíritu de resiliencia de los almerienses salieron a relucir en medio de la tragedia. Se organizaron campañas de ayuda, se habilitaron refugios temporales y se recibió apoyo de otras ciudades y provincias vecinas. Poco a poco, Almería empezó a levantarse de las cenizas y a reconstruir lo que el fuego había destruido.
Cincuenta años después de aquel fatídico día, el incendio de 1966 sigue siendo parte de la memoria colectiva de Almería. A través de las cicatrices que dejó en la ciudad, se recuerda la importancia de la prevención de incendios y la solidaridad como herramientas fundamentales para enfrentar las tragedias. La conflagración que marcó a Almería también dejó un legado de unidad y fuerza, demostrando que incluso en los momentos más oscuros, la comunidad puede salir adelante si se mantiene unida.