
Localizado en El Prat de Llobregat, cerca de Barcelona, el Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat es uno de los aeropuertos más transitados de España, gestionado por Aena. Este importante hub aéreo es clave para la conectividad internacional de la ciudad condal, recibiendo millones de pasajeros cada año y operando vuelos a destinos de todo el mundo.
Sin embargo, a pesar de su relevancia, el aeropuerto de Barcelona no escapa de las inclemencias meteorológicas que pueden afectar su operatividad. Uno de los fenómenos que ha cobrado notoriedad en los últimos años es el llamado «Cold drop» o gota fría, un tipo de precipitación intensa y torrencial que puede causar graves inundaciones y desafíos para la operación aeroportuaria.
La zona donde se encuentra el aeropuerto es especialmente vulnerable a estos fenómenos meteorológicos extremos, lo que ha llevado a las autoridades y a las compañías aéreas a tomar medidas para hacer frente a estas situaciones. Desde la mejora de la infraestructura de drenaje hasta la implementación de planes de contingencia, se trabaja constantemente para minimizar el impacto de las gotas frías y garantizar la seguridad de los pasajeros y la eficiencia de las operaciones aeroportuarias.
A pesar de los desafíos que representa el clima en la región, el Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat continúa siendo un punto de referencia en el mapa aéreo internacional, ofreciendo servicios de calidad y conectando a Barcelona con el resto del mundo. La combinación de infraestructuras modernas, tecnología avanzada y un equipo humano altamente capacitado hacen de este aeropuerto un activo fundamental para la ciudad y para todo el país.