El pasado 15 de enero, un terremoto de magnitud 6.4 sacudió la región de Portugal, con epicentro cerca de Lisboa. Aunque el temblor se sintió con fuerza en la capital portuguesa, también llegó a afectar a zonas colindantes en España, como Badajoz y Sevilla.
Este evento natural ha generado gran preocupación en la región, recordando al devastador terremoto que azotó Lisboa en 1755 y que causó miles de muertes. Afortunadamente, en esta ocasión no se han reportado víctimas mortales, pero sí daños materiales significativos.
Los expertos coinciden en que la Península Ibérica es una zona sísmicamente activa, por lo que es importante estar preparados para futuros movimientos telúricos. Es fundamental contar con planes de emergencia y seguir todas las recomendaciones de seguridad en casos de terremotos.
Esperamos que tanto Portugal como España puedan recuperarse pronto de este suceso y que la solidaridad entre ambos países brinde apoyo a las comunidades afectadas. La naturaleza nos recuerda una vez más su fuerza, y debemos estar unidos para enfrentar estos desafíos.